Flamenco: “Oxigeno para la mente, alimento para el alma”.

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 En tiempos de caos nuestro espíritu debe nutrirse para no morir marchitado, hay que cuidarlo y protegerlo de todo lo que atenta en contra de nuestra paz interior.
¿Qué hago para no morir en el intento de mantenerme a flote en medio de la tormenta?
Me refugio en lo que más amo… El flamenco.



Estudio mucho y no hablo solamente de practicar durante horas en un salón, voy más allá; escucho cante, leo acerca de los orígenes, veo una gran cantidad de videos y estudio las coreografías de grandes producciones audiovisuales.
Todo eso me llena, me inspira, me abre los oídos, los ojos y la mente.

Creo fielmente que hay que cuidar cada capa de nuestro corazón, mientras más enriquecido esté, más podemos ofrecer y demostrar. Y eso se logra cultivando diariamente lo que el día de mañana queremos cosechar, expandir nuestros horizontes, quitarnos las gríngolas, romper lo esquemas y hacerle un espacio a lo nuevo es fundamental para crecer y lograr ser integrales.


 ¿Por qué el flamenco oxigena mi mente?
Porque logro enfocar parte de mi día en algo que me gusta, porque pongo mi atención en lo que amo y no solamente en las duras noticias que constantemente estamos recibiendo. Vivimos en la era de la inmediatez y de la sobreexposición, por ello pienso que debemos hacer un espacio, estudiar el pasado, guardarnos algo para nosotros y regalarnos la intimidad de disfrutar del aprendizaje.

¿Por qué el flamenco alimenta mi alma?
Porque el espíritu necesita depurarse, crecer, regenerarse, y el flamenco me ayuda a dar lo mejor de mí en cada espacio de mi vida, me da paz, armonía y equilibrio, todo lo que el alma necesita para sentirse plena.



Los invito a que descubran su oxígeno y su alimento, todos merecemos la oportunidad de escaparnos hacia la fantasía, para no morir de realidad.

Fotografía y maquillaje: Gustavo Lombardo.

Peinado: Misael Gordils.
Vestuario: Liliana Páez.
Zapatos: Luna Flamenca.

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