Talleres en Venezuela


¡Nada se compara con la felicidad de estar en casa! 

Regresar después de casi dos años para compartir y enseñar tus nuevos conocimientos y que las personas en medio de la crisis que vive Venezuela, se trasladen desde distintos puntos, no solo de la ciudad sino del país, te llena el corazón de alegría y te motiva a seguir trabajando para dar lo mejor en cada clase, en cada ejercicio y en cada coreografía.

La recepción fue increíble, ¡Los talleres de adultas se agotaron! Y yo lo único que pensaba era ¿De verdad? ¿Se agotaron los cupos de mis primeros talleres? No se pueden imaginar la emoción y los nervios que sentía de estar con todas esas personas.

El primer fin de semana 10 talentosas niñas asistieron al taller de Tangos de Granada. Pudieron llegar a tiempo en medio de marchas y protestas… Muchas con caritas de sueño, pero se notaba la emoción de estar ese fin de semana compartiendo con sus amiguitas. 9 de ellas son alumnas actualmente de la Academia Siudy (Academia donde me formé e impartí los talleres) y una de Puerto la Cruz (Lugar que llevo en mi corazón desde que soy una niña, porque mi padre vivió allí por muchos años) A la mitad de las niñas tuve el placer de conocerlas ese primer día y me llevé una grata sorpresa, todas sin excepción fueron muy disciplinadas y educadas desde el primer momento. El nivel estuvo como quería y pude montar mucho material en 4 horas.




El segundo fin de semana realizamos dos talleres para adultas. Tangos de Granada (Nivel intermedio) y Caña con mantón (Nivel avanzado). En el primero, 35 bellas mujeres asistieron, el taller fue realmente multinivel, algo que me encantó, habían alumnas principiantes, intermedias, avanzadas y bailaoras profesionales. Mi adrenalina estuvo a millón desde el primer momento y confieso que por esa misma emoción monté más material del que había planificado, pero todo quedó precioso y ellas dieron la talla. Al taller de Caña con mantón solo acepté 18 alumnas por la capacidad del salón, trabajamos por grupos y el compañerismo dijo presente al momento de ayudar a las que no tenían el elemento o el peso no les ayudaba. El montaje estuvo delicioso y creo que se logró una coreografía muy elegante; muchas comenzaron sin saber cómo se agarraba un mantón y terminaron haciendo complicadas combinaciones con mucha soltura.

 

Durante los seis días aprendí muchísimo, me enseñaron que cuando se quiere no hay obstáculos que valgan, que los límites están en nuestra mente y no en nuestro entorno, que la palabra NO queda eliminada cuando las ganas de aprender son tan grandes.

No solamente me reafirmaron que la técnica en Venezuela es realmente buena, sino que hay talento y de sobra! En sus rostros se notaba el disfrute y la pasión con la que ejecutaban cada paso y eso te llena como maestra.

¿Repetiría talleres en Venezuela? ¡Repetiría una y mil veces! Y no solamente por las alumnas ¡Los repetiría por mí! Porque me hicieron la mujer más feliz del mundo durante 6 hermosos días.

¡Viva el flamenco y el arte en mi país!

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