Estereotipos en el flamenco.

El flamenco es una fuente inagotable de prácticas sociales, donde la memoria corporal ha seleccionado y guardado a lo largo del tiempo sus experiencias sensoriales dependiendo de contextos sociales y culturales. Entendemos que esas sensaciones son intuidas y/o aprendidas de manera empírica, y que hay una relación recíproca entre el sujeto y su ambiente.


Bajo este contexto, nos basaremos en el cuerpo, y la experiencia como individuos en relación con sus defectos, virtudes, emociones y pasiones; bajo un contexto social producto de la historia cambiante, y un pueblo dinámico creador de su propia cultura.


Lo realmente importante en este análisis no es el cuerpo como un elemento netamente anatómico y fisiológico, sino como una construcción social y cultural. 


Teniendo en cuenta todas estas consideraciones, es interesante cuestionarse si existen estereotipos físicos relevantes que se hayan consolidado a lo largo de la historia como cuerpos flamencos, de dónde vienen y por qué. Cuáles son esos rasgos característicos que han perdurado en el tiempo. 


Ahora bien, antes de adentrarnos en la corporeidad y sus constructos, analizaremos sus aspectos físicos y sus manifestaciones sociales y culturales: 





ANTROPOLOGÍA DEL CUERPO.


Hablar en concreto de la antropología del cuerpo, en lugar de antropología de la danza lleva también la intención de abarcar una concepción más general y de utilizar un término que tiene sentido en todas las culturas.


El cuerpo ha sido y sigue siendo un dispositivo fundamental de regulación y control social, pero también de denuncia y reivindicación, por lo que ha estado y sigue estando muy presente en diferentes líneas de trabajo. Pero, a pesar de esa reflexión que se ha hecho respecto al cuerpo, no siempre hemos sido conscientes de qué significados estaban implícitos en nuestras teorías y en nuestras acciones.


Es necesario decir que, la diferenciación que se establece entre unas culturas y otras es bastante determinante; y que las relaciones entre el yo y el cuerpo no son las mismas en las diferentes sociedades, pero, precisamente, las nuevas teorías sobre el cuerpo insisten en la visión dominante sobre la construcción de la identidad.


Bajo esta percepción, se explicaría cómo la corporeidad es concebida de acuerdo con un imaginario social, y está reflejada en las interacciones, la forma en la que ejercen, la conciben y el valor que le atribuyen.


INVENCIÓN DE IDENTIDADES.


¿Qué aspectos sirven para fijar ciertos criterios? ¿Voluptuosidad? ¿Pasión? 

¿Libertad? ¿A qué llamamos cuerpo flamenco?

 

La invención de identidades en el flamenco es tan diversa como los cuerpos en movimiento que existen en él. Es posible atribuir esta diversidad a la naturaleza “liberal” y personal del flamenco, lo que complica su aproximación como objeto de estudio, ya que todos tenemos una imagen forjada sobre él, manejando datos de conocimiento popular o algo más elaborado sobre sus artistas, su estética, y sus formas que son interdependientes entre sí, asumiendo que se llega a él por medio de una forma.


El cuerpo, como código simbólico en el flamenco, y la danza en general, es construido mediante exégesis valorativas, y de grupos sociales protagonistas en el medio. 


Ese cuerpo, funciona como categoría de interpretación que interrelaciona los aspectos físicos con los códigos culturales que lo acompañan, a la vez que nos ayuda a definir estéticas, repertorios, reproducción y renovación. 





ESTEREOTIPOS.


Los estereotipos nacen de un proceso de categorización. Una de las ventajas de la aplicación de categorías en la vida cotidiana es la simplificación del mundo físico y social.

 

Pero el uso de estas categorías no deja de lado la consideración de que tales clasificaciones van unidas a componentes afectivos y emocionales, que pueden llevar implícita o explícitamente un juicio de valor. 


Por ejemplo, de una sociedad humana a otra, los seres humanos experimentan su existencia a través de repertorios culturales diferenciados, que se parecen a veces, pero que no son idénticos. Ven, escuchan, saborean, tocan, huelen el mundo de manera radicalmente diferente según su pertenencia social y cultural. Por lo tanto, si al cuerpo nos referimos, debemos ser conscientes de que este es un sujeto natural, de que somos cuerpo, y la única manera de conocerlo es viviéndolo. En la medida en que tengamos una experiencia, el cuerpo se va convirtiendo en un ser total y único, sin pretensiones de parecerse a otro que no nos pertenece. 


La mayoría de los bailaores, vienen auspiciados por un núcleo central donde la referencia a priori gira en torno a la incorporación de un proyecto postural que pertenece a un canon estilístico compatible con la calidad de movimiento que defiende la autenticidad del propio flamenco en sus raíces. Sin embargo, cada uno es diferente, y han desarrollado a lo largo de sus carreras un lenguaje propio de acuerdo con sus necesidades corporales, personales y profesionales. 


La singularidad de cada cuerpo me lleva a colocar sobre la mesa elementos coreográficos y códigos corpóreos bajo el concepto que tiene el bailaor o bailaora de su propia libertad, bajo el dominio de su cuerpo y sus posibilidades dancísticas más allá de la técnica.





LA LIBERTAD Y LA DIVERSIDAD DEL FLAMENCO.


Crear desde nuestro propio cuerpo no es una tarea fácil. Sin embargo, es sumamente importante, que intentemos siempre conceptualizar y razonar desde nuestra propia corporeidad, moviendo los huesos, los músculos, las articulaciones y las ideas como parte esencial de nuestro propio lenguaje. 


Sentirse cómodo bajo la propia verdad que habita debajo de la piel, no siempre va en concordancia con nuestras expectativas profesionales, lo que queremos llegar a ser, o como debemos vernos.


El flamenco, entre muchas de las riquezas que tiene, es la libertad y la diversidad. Es un cuerpo que, en un principio, no estaba pensado como delgado y atlético, por el contrario, se pensaba en el cuerpo flamenco con formas redondas y con peso. Un cuerpo hecho para el disfrute y el gozo. Partiendo de esa base, donde el flamenco nace en ámbitos populares bajo estos conceptos, nos fuimos haciendo una idea del cuerpo que se espera de esta disciplina.


Sin embargo, como todo arte, el flamenco se va nutriendo de otras disciplinas, de otras culturas, e inevitablemente va evolucionando, al igual que sus profesionales. Por esto, es importante resaltar que, hoy en día, la valoración del cuerpo, en cuanto a flamenco se refiere, es muy diferente a la de hace cincuenta o sesenta años atrás. 


La mayoría de los bailaores tienen una formación muy completa, y la técnica ha evolucionado mucho a lo largo de los años, es mucho más exigente tanto en mujeres como hombres. Por lo tanto, el cuerpo orgánicamente se ha ido adaptando a estas mismas exigencias del propio trabajo dentro del medio profesional.


El análisis de esta corporeidad surge principalmente con la finalidad de crear conciencia sobre la potencia que tiene el desarrollo de esta disciplina si es vinculada conscientemente con los diferentes cuerpos que la ejecutan y centrarse en los aspectos específicos de acción corporal y patrones de movimiento que generen un tipo de conocimiento respecto a la experiencia cotidiana. Que, por medio del actuar, hacer y mover, se cuenten experiencias de vida satisfactorias y corporalmente se modelen signos y emociones que se vinculen con lo que realmente somos y sentimos.


Redacción: Daniella Azucena Hernández Quiroz.

Fotografía: Babette Pérez.

Zapatos: Menkes.

Vestuario: Alhambra flamenco dancewear.

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